viernes, 24 de abril de 2009

¿La Sarli o la Sarlo?

   El post anterior, "Fetichismo libresco", ha traído sus controversias.
  Por suerte, además de la controversia, unos cuantos salieron del closet y se liberaron: los fetichistas librescos somos muchos y estamos orgullosos de serlo.
  Claro que, ante la propuesta para mi próximo microemprendimiento -se busca socio capitalista-, el de crear un perfume con fragancia a libro, se sucedieron inusitadas declaraciones.
  De arranque, hubo un reconocimiento general sobre el gusto por el olor a libro nuevo. Pero, gracias al esposo de Mariela, Athos, apareció un contrincante que no hay que subestimar: el perfume con olor a asado.
  Logro leer entre líneas, que, aparentemente, los mayormente seducidos por el perfume "asado fragancia nacional" son hombres.
  Este supuesto me lleva rápidamente por el camino vertiginoso de las asociaciones mentales y llego a un recóndito espacio en el cráneo en el cual se encuentra la memoria de la célebre película de Isabel Sarli, Carne.
  Como me imagino que ninguno de ustedes la vio porque son todos púberes, les cuento que Isabel Sarli fue y es una de las mujeres más voluptuosas de la Argentina, protagonista de numerosas películas eróticas, por no decir que fue la pionera y fundadora del cine erótico nacional (carajo!). En fin, en Carne, ella es sometida sexualmente por varios hombres, empleados del frigorífico de carne, que abusan de ella manteniéndola cautiva dentro de un camión frigorífico. Es decir, la comparación, más obvia no puede ser: ella es la CARNE y es tratada como tal, se la comen  y lo que sobra se tira. (Una porquería de película)
  Más allá de que las películas de la Coca nunca tuvieron gran trama, como corresponde al género, pensaba en este deseo del varón que pone en el mismo nivel la carne y la mujer.
  No me voy a detener en análisis psicológicos, sociológicos ni éticos. Recuerden que se trata de un proyecto de negocio.
  Entonces pensaba que, quizás, lo ideal sería proponer la fragancia "asado nacional" para nosotras, las féminas. Estoy casi convencida de que no hay Carolina Herrera ni Givency que compita con eso a la hora de conquistar el el olfato, el corazón y el estómago masculinos.
  Tal vez, la fragancia "libro nuevo" sea ideal para los hombres. Aunque tengo mis dudas. Como dijo don Galán de barrio, "está bien pero para los libros". O bien, podemos pensarla como un perfume unisex. No sé.
  Lo que sí les puedo asegurar es que el día que los hombres empiecen a usar un perfume con olor a chocolate, no dejo títere con cabeza.
  Como ya les conté más arriba, suelo dejarme llevar por el camino de las asociaciones libres y familias de palabras y, ¿adivinen qué resultó de asociar LIBRO-SARLI-MUJER ARGENTINA? ¡Beatriz Sarlo!
  Obviamente, la Sarlo también es una mujer que marca una época de la cultura nacional. De otra manera, ella es la mujer intelectual argentina por excelencia. Y esa, seguro que tiene olor a libro  y no a asado. 
  No sean jodidos, che. Más de uno de ustedes habrá pagado fortunas por un libro de ella y hasta lo tienen que haber olido y todo, cochinos que son... O van y lo primero que buscan en la revistita del domingo -que también huelen- es su columna. Reconozcan que tiene su encanto.
   Evidentemente, ésto no tiene una solución inmediata. 
   ¡Necesitamos un plebiscito!
  Por el momento, les dejo la foto de estos dos íconos femeninos argentinos para que vayan pensando.
   Los extremos nunca son buenos pero, ¡cuánto mejor estaríamos si los modelos femeninos actuales se acercaran un poquito más a una suerte de simbiosis entre ambas!

  

lunes, 20 de abril de 2009

Fetichismo libresco


  Leyendo el post de Marcelo de "La menor idea", en el cual contaba la patriada de ordenar la biblioteca, se me vinieron a la mente un montón de sensaciones, sentimientos y manías que quisiera compartir con ustedes. Sé que parecerán rarezas pero, también sé, que lo raro es que alguien lo cuente porque, como pasa con los fetichistas postmodernos, la mayoría oculta su fetichismo y hasta hay quien puede llegar a negarlo.
  Sé, es más, estoy segura de que no soy la única fetichista libresca. Somos muchos, casi demasiados -diría- y hasta me atrevería a proponer una "marcha del orgullo fetichista libresco" en un tiempo no mediato.
  A lo que nos compete: ¡Adoro los libros!
  Jamás se me ocurriría ser una compradora compulsiva de ropa o de joyas pero, cuando me deprimo, rasco monedas de donde no hay y me voy a recorrer librerías y el sólo contacto visual ya me alegra. 
 Cuando voy a la biblioteca, recorro con la mirada uno a uno cada título de aquellos lomos de libros sublimes, todos atractivos, todos valiosos y, cuando uno me atrae en particular, 
acaricio con deleite sus contornos, sus páginas, su cuerpo...
  Allí están, cada uno con su personalidad y su historia de vida. Están aquellos ajados por el tiempo y el uso. Suelen ser los más atractivos. Eso sí que se las saben todas. Al leerlos -porque también los leo- busco los rastros, las huellas de los otros lectores. Y pensar que tantas miradas y tantos pensamientos pasaron por esas mismas líneas... es como si en el acto de leerlo se doblara el plano temporal tantas veces como lecturas hubo y estuviésemos todos juntos a la vez, unidos por las mismas palabras que tienen cosas nuevas para decir una y otra vez.
  Cuando se trata de comprar libros, ¡qué placer! ¿Ya les dije que los adoro? Bueno, cuando compro un libro lo primero que hago antes de leerlo es olerlo, olerlo intensamente. Yo nunca aspiré un perfume más rico que el olor a libro nuevo. Los libros viejos también tienen su encanto, no vayan a creer que discrimino. 
  
Los libros, como los hombres, según su edad nos dicen distintas cosas con sus diversos perfumes corpóreos. En los nuevos, el territorio virgen a explorar, la seducción del decubrimiento, la primera lluvia de verano; en los más veteranos, nos atrapa el aroma a camino recorrido, la acumulación de experiencias maravillosas que nos vienen al encuentro de golpe, aroma a tierra mojada por sucesivas lluvias.
  Realmente creo que tendrían que sacar algún perfume -masculino- con fragancia a libro nuevo y a libro viejo, según los gustos. No saben el éxito que tendría.

martes, 14 de abril de 2009

juego de seducción

etéreamente 
casi impalpable
casi imperceptible

pero se densificó el aire
y tus pestañas se detuvieron
y mi pecho silenció todo rumor delator

en un cruce de fuego escandalizador
detuve mi sonrisa ante tus ojos
tus ojos que se habían mudado a mis labios
tus ojos en mi boca 
y vuelta al juego tímido de la seducción

mis pestañas se detuvieron en tus palabras
y tus palabras me besaron con una mueca cómplice

el febril deseo que amenaza la atmósfera
  mis párpados aletean 
         como mariposas asustadas que se posan en tu sonrisa
tu sonrisa que me  devuelve el aliento
y me intimida
y me provoca
y vuelta al juego desatado de la seducción

tanta intensidad en tus ojos
tus ojos en los míos
las miradas ya casi se pueden palpar
acariciar

tus manos en tu pelo desordenado
mis ojos en tus manos en tu pelo desordenado

mis manos arreglando la ropa sobre mis senos
tus ojos en mis manos en mis senos

tus manos en los bolsillos de tu pantalón
mis ojos en tus manos en los bolsillos de tu pantalón

mis manos en mis trémulos labios ardientes
tus ojos en mis manos en mis trémulos labios ardientes

entonces
una palabra vacía que derrocha miel
una última mirada
un doble saludo eterno como la duda
y hasta el próximo juego de seducción



viernes, 10 de abril de 2009

Aclaraciones que oscurecen

Queridos lectores, amigos, blogueros:

-Sobre la entrada anterior-
No me voy a poner a discutir sobre Sabina. Sobre gustos no hay nada escrito, como se dice. Sólo diré que me venía bien la canción. En otro orden de cosas, agradezco a todos por sus palabras de aliento y por el cariño que me demuestran. No puedo dar muchas explicaciones. Disculpen si usé este medio para hacer catarsis, intentaba escribir pero no salía otra cosa. Solamente puedo decir que esta fecha está asociada a traumas pasados y es una época del año muy difícil para mí. El terapeuta hizo todo lo que pudo desde su escasa teoría psicoanalítica y su gran buena voluntad. "Neurosis traumática"...que se yo, "como los soldados de guerra" -dijo-. Parece que ponerle nombre alivia las cosas (?) Quizás sea mejor que no escriba hasta mayo, por lo menos. Ya veré. Gracias. Abrazos para todos.

miércoles, 8 de abril de 2009

¿Quién me ha robado el mes de abril?

  Los recuerdos suelen ser esos enemigos internos a quienes no podemos sacar a patadas por el culo como se hace con cualquier malnacido hijo de vecino. Son tan nuestros y tan dañinos los muy hijos de puta.


  La mente humana, si es que existe algo como tal, es un laberinto con conexiones monstruosas. Basta una fecha para que todo lo que está asociado a ella venga a agolparse en tus sienes y te cague a palos sin miramientos.

  Como excombatiente de guerra, las imágenes te acosan de noche y de día para recordarte que no podés hacer nada, que estás atado a un pasado atroz que no te va a abandonar nunca. No  importa adonde vayas. Vive en vos como un parásito y se nutre de tus lágrimas.

  Correr. Correr... no tiene sentido.
  
  Ojalá se pudieran arrancar los recuerdos junto con las hojas del almanaque.


martes, 7 de abril de 2009

Mariposas muertas

     La magia se hizo trizas contra el piso. 
  
Ninguna solución de último momento era posible. 
  No se pudieron juntar los pedazos que, cual jarrón roto, por más que se intente unirlos, sigue roto.
  La mirada que flotaba en el aire como mariposa de primavera había fallecido de muerte súbita.
  Las caricias se volvieron escurridizas en la piel, de repente, ajena y extraña.
 El perfume a tierra mojada que había inundado de 
calidez el invierno, se perdió en la primer sequía del verano.
  Las palabras que supieron ser poesías de amor, se transformaron en blasfemias en esa boca.
  Están frente a frente. Se miran pero ya no se ven, no se conocen, no se reconocen.
  Un viaje inminente. Es necesario. Es inevitable.
-Adiós.
-Adiós.

Y no, ya no, ya nunca más volver a mirar  atrás para no quedar convertidos en estatuas de sal.
  

miércoles, 1 de abril de 2009

Mamá express

El día lunes, cuando busqué a mi niña al colegio, me dijo muy alegremente: 
-Mami, salgo de árbol en el acto.
A lo que pregunté:
-¿Y cuándo es el acto?
-El miércoles -me respondió con una sonrisa de oreja a oreja.
Yo empecé a despotricar contra la maestra, la directora, "que cómo no van a avisar con más tiempo", "que se creen que yo vivo para sus caprichos", "que de dónde carajo saco un disfraz de árbol", "estas minas que no tienen nada mejor que hacer", bla, bla, bla...
Pasado el primer impacto, me detengo a mirar la carita de mi nena que me miraba desconcertada y un tanto insegura. Hasta hacía unos instantes ella estaba feliz porque iba a "hacer de árbol" pero, considerando los dichos de la madre, ya no se la veía tan feliz.
Me sentí una basura. Tragué saliva y seguí puteando pero para adentro.
Cuestión que ayer, después de un día que empezó a las 5 de la mañana, después de ir a laburar, a hacer trámites, a la facultad, etc, etc, llegué a mi casa tipo 6 de la tarde provista de un papel crepe y una abrochadora. Previamente le había pedido a mi ex suegra si tenía una remera verde que ella me alcanzó con mucho agrado. Seguro que pensaba que yo iba a hacer algo grandioso.
Busqué una babucha marrón mía, le achiqué la cintura. -Ahí tenés el tronco - le dije a mi hija que resplandecía de alegría.
Corté unas especies de hojas de papel crepé en tiritas y se las fui abrochando a la remera por todas partes.
Mi hija está convencida de que la madre es una artista y estábamos las dos satisfechas. 
Las abuelas todavía no pueden creer que no haya agarrado aguja e hilo y no me haya quedado toda la madrugada cosiendo.
Hoy salí de trabajar. Busqué "el disfraz" y salí corriendo para el colegio de mi hija. No sin antes arrancarle algunas ramas al árbol de la vereda (por las dudas) y proveerme de unas hebillas verdes y una sombra verde.
Cuando llegué, me sentí peor. Nunca falta la fanática que con goma espuma de colores le hizo el tronco al nene, se lo pintó para matizar la corteza y le hizo una copa impecable por donde aparecía su carita rodeada de hojitas perfectas, muchas y todas igualitas.
-Andá! Comprate una vida. -Pensé desahuciada ya-.
Conclusión: Le puse la babuchita a mi nena y la remera llena de hojitas (irregulares, como las verdaderas), le prendí unas ramitas con hojas de su largo cabello suelto con las hebillas verdes, le dibujé unas hojitas y unos tallitos en la cara con la sombra verde y le maquillé los ojos y la boca. De paso, le di un par de gajos para que tuviera en las manos y los moviera al compás del viento.
¡Estaba tan hermosa!
Yo me habré perdido los últimos 20 años de Utilísima pero de algo estoy segura, mi hija era el árbol más hermoso y radiante del conjunto y ambas estábamos felices.
A veces corro tan rápido que pierdo un poco el rumbo. Sin rayar en cursilerías y fanatismos escolares (puaj), la alegría que tenía mi hija porque yo, su mamá, le había hecho el disfraz, es impagable. De verdad estaba hermosa porque lo es y yo de verdad estaba emocionada porque, aunque no parezca y no me interese pasarme horas interminables haciendo manualidades para contarle a las otras madres en la puerta del colegio lo buena que soy porque me maté pegando pelotudeces, amo a mi hija y ella lo sabe.