A Isidoro Blaisten
que no era ningún boludo
Estas palabras son para vos.
Sí, para vos,
poeta que te escondés como un delincuente
que le temés a la opinión de los mediocres
que no saben distinguir la diferencia
entre la angustia rasa
y la angustia de una gota de lluvia
deslizándose por el cristal
en una mañana fría y lánguida.
Seguramente te van a quemar por hereje
y por boludo.
Vos que andás haciendo esas idioteces
con la rima y las palabritas,
en vez de comprar y comprar
y trabajar para comprar más aún
y endeudarte para volver a comprar
como hace la gente sensata y normal.
Vos que te emocionás con una buena metáfora.
¡Qué boludo!
Vos que ponés el corazón en las palabras
y te perdés en las librerías y las bibliotecas
y creés en un mundo mejor
y denunciás sin miedos la injusticia social
y te desgarrás la garganta cuando te toca el desamor
y sos pura miel en las poesías de amor
porque creés en el amor y en la fuerza de la palabra.
Sin embargo,
te escondés todos los días detrás de ese traje de gente normal
y escribís subrepticiamente
y hacés las cosas que hace la gente sensata
para disimular lo más posible tu condición:
¡Poeta!
¡Zeus me libre y Calíope me ampare!
¡Poeta!
¿A quién se le ocurre semejante desvarío
en pleno siglo XXI capitalista y postmoderno?