viernes, 10 de septiembre de 2010

la negación

yo no soy la responsable
yo no fui
ni seré tampoco

no creo en nada
ni puedo imaginarme creer

yo no tengo derecho a hablar
ni a guardar silencio
y mi callar es un grito mayor aún

no soy feliz
no puedo y no quiero

no lloro
no me está permitido
expresar mis sentimientos
si ni siquiera
puedo consentir la tristeza

yo no tengo nada
y nada doy

yo no estaba
el día que no viniste

no soy capaz de amar
ni de odiar aunque sea
por la piedad que no poseo
y todos los dioses inexistentes

¡si tan siquiera pudiera olvidar!
pero tampoco me es posible recordar
lo que nunca fue
no puede tener presencia
en mi ausencia de ser

aunque la nulidad tampoco es mi esencia
porque escribiendo
mi nihilismo mil veces niego

martes, 7 de septiembre de 2010

trahimur omnes laudis studio

ese tipejo que ves a diario
que hace juegos de palabras para impresionar
el culto
el dizque culto
me aburre enormemente

de repente
un gil lee un libro de Marx
o de Lacan
y repite como un rosario interminable
fetichismo de la mercancía
inconsciente
significantes y deseos por doquier

es que
sepalo
no necesita leer un clásico
ni de filosofía
ni de literatura
ni de ciencia alguna

repita con convicción
como dijo Žižek
y todos sabrán que usted es culto
¡qué bien suena Žižek para cualquier ocasión!

ostentación material
ostentación intelectual
no sé cuál es peor

asqueada de aburrimiento
señoras y señores acartonados
fingiendo risas estridentes
sobre conceptos más aburridos que ellos

¡ahí viene el culto!
¡aplaudan todos sus frases célebres!
pobre espíritu
si la lectura sólo le sirve para buscar aplausos fatuos

miércoles, 1 de septiembre de 2010

un libro

El otro día, niña,
mientras leías
se me llenó el alma.

un libro
ese libro casi ingrávido
tan liviano y popular
tal vez culto y enredado
perpetuo y fugaz
con multiplicidad de matices
ese libro que descubriste
en un subibaja de emociones te llevaba

y te reías sin continencia
y te reías de puro goce
y te abrumaba lo grotesco
hasta el morbo convidado
y te llenaste de extrañeza
disfrutando lo anecdótico

pero
sobre todo
ese libro
te cambió el rostro
y la cabeza
y la identidad
y hasta el sueño

llegó la literatura a tus pupilas transparentes
y la lectura se anidó en tu cráneo
perennemente
y el goce
y el placer
se oyeron hasta en tu vientre florido

desde entonces y para siempre
una nueva dimensión te distingue
lectora
¡con apenas quince años!
lectora
risueña e inquieta