martes, 26 de octubre de 2010

escritura

escritura apurada
rápida
postmoderna
de colectivo
de humo y asfalto

escritura humo de cigarrillo
suspiro
aspiro
expiro

escritura paranoica
depresiva
eufórica
fin de semana
fin de mes

escritura de pasado mañana
porque hoy no hay tiempo

a correr
a correr
a escribir

miércoles, 20 de octubre de 2010

dos extraños



mirando hacia atrás
hacia lo que alguna vez fue tan tangible
tan real
y hasta "nuestro"
no puedo dejar de pensar
en este presente
que nos vuelve dos extraños

¿cómo puede ser
que dos personas que se amaron tanto
no logren reconocerse
ni en la mirada siquiera
ni en la voz
las palabras...?

¿cómo puede ser
que el sueño de una familia
que el fruto de ese inmenso amor pretérito
no haya sido suficiente
para salvar lo insalvable
y hoy seas un desconocido más?

¿quién sos?
¿quién soy?
¿cuándo fue que fuimos
que ya ni lo recuerdo casi?
y no comprendo ni el amor que nos unió antaño
ni la ausencia tan cotidiana
tan natural
tan nuestra como antes fueron los proyectos de amor

no logro reconocer tu recuerdo
la persona que alguna vez creí conocer
en ninguno de tus gestos
tus palabras me saben huecas
y ningún esfuerzo alcanza
para recordar tus besos siquiera

curioso final del amor
cuando quien camina a tu lado
se convierte en un perfecto extraño



sábado, 16 de octubre de 2010

Justificando lo injustificable: la escritura

Escribo para que no me derrote el olvido.
Isabel Allende


Es difícil justificar la escritura. Por otro lado, no entiendo porqué puede necesitar algún tipo de justificación.
Los escritores -sí, los escritores-, ustedes y yo, solemos tratar de explicar el extraño "porqué" de nuestra escritura. Como si se tratase de una actividad vergonzosa o egoísta o, lisa y llanamente, trivial y carente de practicidad.
Y, como si fuera poco, la mayoría de nosotros -ustedes y yo-, no vivimos de nuestra labor escrituraria. Entonces minimizamos y hablamos de esta práctica como "hobbie" o mero entretenimiento lingüístico cuando no se trata de resolver crucigramas tirados en la arena tratando de matar el aburrimiento.
Muchas veces reniego por no poder dedicarle más tiempo a la escritura. Es que con la escritura no "paro la olla" y, entonces, ahí vienen los conflictos. ¿Cómo explico que soy escritora pero no me pagan nada por serlo? Y la sociedad chatamente capitalista te mira como recién llegado al pueblo. "Esa persona debe tener algo raro", sospechan, como se hace con todo desconocido recién caído vaya a saber porqué en la realidad clara de la cotidianeidad popular.
Más difícil aún resulta presentarse, cuando una, efectivamente, cumple el rol de "recién llegada". Entonces empiezan los balbuceos internos, esos que nadie ve pero que se retuercen en espirales infinitas sobre el alma. Y es así que sale la mentira más verdadera: "soy docente"; "soy arquitecto"; "soy albañil"; "soy telemarketer"; etc.
El oficio que nos da de comer no define nuestra esencia necesariamente. Hay mucha gente que tiene la suerte de haber encontrado una identidad entre lo que hace y lo que es.
No suele ser nuestro caso. Muy pocos escritores viven de la escritura.
Además, nadie es lo que hace. Pero el escritor, los escritores, reconocemos esa identidad en el espíritu que nos empuja todo el tiempo a combatir los absurdos interrogatorios con absurdas respuestas para no caer en absurdos y humillantes juicios sociales.
No sé porqué el escritor, no solamente escribe sino que su actividad y su identidad son una pero con un costado siempre oscuro, como la luna misma. Como si la mitad de la luna no fuese digna de ser mostrada. Y así, cual nuestro satélite sufriendo eternamente su sombra en el lugar, quizás, más rico que posee, orbitamos y pululamos por el universo como uno más del montón para no llamar la atención.
No somos gente atormentada. Tampoco el mentiroso estereotipo del "poeta maldito" que han inventado. Somos gente del montón sin derecho a serlo.
Y cuando alguien consigue la dicha de ser reconocido como tal y de, encima, cobrar por serlo, de pronto se convierte en un ser mitológico, mágico, con autoridad para hablar sobre cualquier cosa. Eso tampoco está bueno. Ese escritor, sigue siendo uno más del montón.
Si se te ocurre decir que escribís entre amigos o familia que no se dedica a escribir y, escasamente a leer, ni hablar de los resultados: miradas mitad de lástima y mitad de burla. Una mezcla de desprecio con compasión y una pizca de "pobre loco".

Por eso, entre ustedes y yo, queridos escritores, les cuento, yo trabajo de docente -y me gusta- pero soy escritora. Es mi esencia y mi condición aún cuando el tirano tiempo no me permita teclear tanto como desean mi corazón, mis dedos y todo mi ser.



miércoles, 13 de octubre de 2010

Rescate emocional y emotivo

Si te tocara quedar atrapado en una mina, a unos 700 metros debajo de la tierra, por un par de meses, ¿a quién quisieras ver ni bien te rescaten?; ¿para quién sería ese primer abrazo inmenso?; ¿a quién quisieras volver a ver a los ojos antes que a nadie y tocar y sentir el aroma de su pelo...?
La respuesta ya está. Es esa persona que se te vino a la mente ni bien empezaste a leer las preguntas.



jueves, 7 de octubre de 2010

Carta abierta para todos los amores imposibles

Paraná, 7 de octubre de 2010.

Amor Imposible:

Mi querido, mi entelequia, mi híbrido mental, que no te asombre mi misiva.
Yo sé que no sólo sos mío sino que sos parte de todos. Todos te amamos, querido Imposible.
Hace tantos años que te espero y te sueño. No te das una idea. Cada día, cada noche, te pienso. Viene tu imagen, a veces difusa, a veces diáfana, y me visita insistentemente.
Salgo a la calle y te encuentro, en un gesto conocido, en una palabra que te escuché alguna vez o un color cualquiera.
Si llueve, me invade la nostalgia de todas las lluvias y cada gota trae tu nombre incierto a mi memoria. Y te extraño. Te extraño irremediablemente por cada lluvia en la que no estuviste conmigo.
Te extraño, sobre todo, en las siestas de primavera. Cuando llega el aroma de los jazmines nuevos con sus falaces promesas. Y el deseo se hace inmenso hasta el miedo de que aparezcas, una tarde cualquiera, así sin más, de sorpresa y dejes de ser mi Imposible.
Mi querido, yo te conozco como nadie. Sé cada uno de tus gestos y todo lo que hay en tu corazón. Yo me anticipo a tus deseos más ocultos, más secretos. Me sé de memoria cada uno de tus gestos. Y he agudizado todos mis sentidos hasta lograr anticipar tu presencia horas antes de que llegues a mi encuentro.
Siempre encuentro señales que me alientan y otras que me confirman tu desdén. Y así, en un vaivén de emociones y sentimientos en subibaja, te llevo jugando dentro de mi pecho desde que tengo memoria.
Mi amor, te necesito tanto en mi realidad cotidiana como a los amores posibles que han pasado y los que vendrán a mi vida. No te pongas celoso. No es traición, no. Tu lugar es único. Tu espacio en mi vida es privilegiado y sólo tuyo. Todos mis sueños de amor te pertenecen, mi querido Imposible. Nunca me abandones.
Te amo.
Viviana

domingo, 3 de octubre de 2010

Desvaríos de un domingo funesto

No sé si te diste cuenta de que tu deseo es tu castigo.
Nunca tenés que pedir más de lo que sos capaz de tolerar. Si no estás a la altura de las circunstancias, no es mi culpa.
Las palabras se las llevará el viento pero en otra región. En mis oídos, cada palabra tiene su asilo perenne. Nunca debiste meterte con una mujer con memoria.
El chamuyo te queda grande, cantor desentonado.
Las premisas son fundamentales a la hora de las conclusiones. Si tus conclusiones no concuerdan con las mías, es por tu verba atiborrada de falacias hueras.
Querías una mujer pensante pero no podés tenerla.
No me vengas a decir cuántos pares son tres botas cuando yo te expliqué los racionales.