Quería decirte pero me ahogaba.
Dije "te quiero"
como quien tiene una sota y un caballo
pero tenía 33
y no me animé a echar la falta.
Igual, te fuiste al maso...
y me quedé mirando.
Esperaba más de vos.
Entre canto y canto
me dijiste que era buena.
"Son buenas" -parecías decir-.
Mientras, barajabas un truco,
más que truco una treta para mí:
-Quiero tener hijos -dijiste.
-No quiero -me apuré.
Y te di un punto
en vez de darte la vida y la verdad tajante...
es que me achiqué y no me animé a retrucar:
-No puedo...¿me amarás lo suficiente como para entender?
Ay! Es el truco un juego traicionero,
de ocultamientos y mentiras.
Nunca se sabe bien quién merece ganar.
Quise decirle "te amo"
pero no me animé.
Me conformé con un punto
y, a cambio de orgullo,
me anoté un poroto
en vez de jugármela hasta el final.
Ay! Y dejé que se vaya
sin echarle la falta.
¡Cobardía inútil!
Nadie ha ganado
y ya no ha de volver.
¡Habrá que barajar otra vez!