hacedor de la patria desde el alba de cada día
desde antes del alba de la historia.
Amo tus manos fuertes, obrero,
por limpias,
por puras,
porque la avaricia no puede mancillarlas,
porque nada ni nadie puede corromperlas.
Amo tus manos ásperas, laburante,
ajadas a fuerza de soles inescrupulosos,
lluvias perpetuas
y fríos inclementes.
Esas mismas manos que a la casa llevan el pan
y en una caricia llenan
de ternura, calidez, suavidad.
Esas mismas manos,
tus manos, mi amigo trabajador,
llevan palpitando bajo la piel el corazón
y son el abrigo de tu esperanza
y la de quienes te quieren
y hasta de los que ni te conocen.
Porque son tus manos, mi amado obrero,
las que hacen brotar al país del inhóspito suelo.
Son tus manos infatigables
las que alzan la bandera en un vuelo de esperanza.
Son tus manos rústicas, mi querido laburante,
las que enaltecen el pueblo,
las que forjan la dignidad de la patria,
el tesoro más preciado de una nación
aunque ni siquiera lo sospeches.
Un elogio impar para el par más sagrado: las manos del laburante.
ResponderEliminarSIGO CON MI OPINIÓN DE UN POST ANTERIOR.
Besos
Qué hermoso poema se perdió el mitológico Grupo de Boedo!
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Esperemos que nadie le tenga bronca a los obreros, no? (no?)
Es profundísimo el poema.
ResponderEliminarY el último verso lo corona, porque en ese anonimato se rezuma la verdadera heroicidad del obrero.
Me trajiste a la mente una letra de una viejísima canción...
///Despacito, paisanito,
Despacito y tenga fe,
Que en la noche del minero
Ya comienza á amanecer. ///
Yupanqui se hubiera sentido orgulloso de tus versos.
Un abrazo grande.
SIL
Es bellísimo tu poema, es muy digno como esas personas y su trabajo.
ResponderEliminarY yo también pensé como Marcelo.
Besos.
Ayyyy, me encantó. Es tal cual, una descripción acertada que me emociona cuando tu poema me hace evocar a algunas personas.
ResponderEliminarPara cuándo el libro compa?
que bueno resulta que hayas logrado encajar muchas realidades con tanto acierto y profundidad en unos cuantos renglones que no necesitan más, creo que todos los que pasamos por acá nos vemos identificados en cualquier pasaje de tu poesía, entonces no queda más que agradecerte viviana, aparte, escribir, no desde afuera sino escribir cuando se deja de trabajar, porque vos trabajas y como buena obrera tambien sos parte de esta obra, y además escribís. eso es lo bueno y lo que me hace querer seguir por acá. que acá, en este lugar, no se habla por hablar. un abrazo!!
ResponderEliminarOso: Como te decía, no sé que pasa, debe ser la edad que me tiene así ja. Afilé la pluma y parece que ahora está más "guapa" (y no por bella).
ResponderEliminarUn beso
Marce: Gracias. Esperemos que no. Hasta hora parece que pueden seguir laburando tranquilos :).
Un beso
Sil: Me gusta que destaques el último verso porque a mí también me parece que la grandeza del obrero no radica solamente en su labor sino, precisamente, en ese anonimato colectivo que no necesita de aplausos.
La canción de Yupanqui, no la conocía. Gracias por sugerirla, ya la voy a buscar para escucharla.
Un abrazo grande
Mariela: Gracias por el piropo (dice doña Poesía). Ya estamos consiguiendo telepatía entre los comentaristas...bien!
Un beso
Dolores: Yo también evoqué a personas muy queridas cuando lo escribía.
El libro...no sé, para cuando la blog manager oficial haga el contacto con Alfaguara o Emecé, no sé. Jaja. Gracias por la fe!
Un beso
Dionisismo: Gracias por tus palabras. Vos me conocés y conocés mi familia (como yo te conozco y conozco la tuya) y sabés que este escrito tiene muy poco, sino nada, de abstracción. Es más personal que cualquiera de los poemas de amor que se me puedan haber ocurrido.
Un abrazo grande!
me gusta el tinte peronista de tus escritos :)
ResponderEliminaren serio, muy bueno y sincero
me recuerda al tema de las manos de Sandro
besitos docente! vos sos una pieza importante en el unico mecanismo capaz de sacar este pasi a flote: la educacion
Son esos anónimos imprescindibles...anónimos para el mundo, entrañables para quienes tuvimos la dicha de una caricia de sus manos buenas. Gracias, Viviana, por este texto. Estoy muy contenta de haberte encontrado.
ResponderEliminarGalán: Gracias, mi "descamisado". Jaja
ResponderEliminarEn realidad, en política me defino negativamente, soy antiimperialista.
Trato de no olvidarme nunca de la importancia de mi rol docente. Sé muy bien que el lugar del docente es un lugar privilegiado en la construcción o en la destrucción de la patria. Gracias por recordármelo. A veces la rutina nos nubla la conciencia.
Un beso grande
Ana: Gracias y bienvenida.
Totalmente de acuerdo. Yo miro a estos "héroes anónimos" en mi familia, en mis compañeros de trabajo, en mis vecinos y me lleno de orgullo. Y no hay una caricia comparable.
Un abrazo