El post anterior, "Fetichismo libresco", ha traído sus controversias.
Por suerte, además de la controversia, unos cuantos salieron del closet y se liberaron: los fetichistas librescos somos muchos y estamos orgullosos de serlo.
Claro que, ante la propuesta para mi próximo microemprendimiento -se busca socio capitalista-, el de crear un perfume con fragancia a libro, se sucedieron inusitadas declaraciones.
De arranque, hubo un reconocimiento general sobre el gusto por el olor a libro nuevo. Pero, gracias al esposo de Mariela, Athos, apareció un contrincante que no hay que subestimar: el perfume con olor a asado.
Logro leer entre líneas, que, aparentemente, los mayormente seducidos por el perfume "asado fragancia nacional" son hombres.
Este supuesto me lleva rápidamente por el camino vertiginoso de las asociaciones mentales y llego a un recóndito espacio en el cráneo en el cual se encuentra la memoria de la célebre película de Isabel Sarli, Carne.

Como me imagino que ninguno de ustedes la vio porque son todos púberes, les cuento que Isabel Sarli fue y es una de las mujeres más voluptuosas de la Argentina, protagonista de numerosas películas eróticas, por no decir que fue la pionera y fundadora del cine erótico nacional (carajo!). En fin, en Carne, ella es sometida sexualmente por varios hombres, empleados del frigorífico de carne, que abusan de ella manteniéndola cautiva dentro de un camión frigorífico. Es decir, la comparación, más obvia no puede ser: ella es la CARNE y es tratada como tal, se la comen y lo que sobra se tira. (Una porquería de película)
Más allá de que las películas de la Coca nunca tuvieron gran trama, como corresponde al género, pensaba en este deseo del varón que pone en el mismo nivel la carne y la mujer.
No me voy a detener en análisis psicológicos, sociológicos ni éticos. Recuerden que se trata de un proyecto de negocio.
Entonces pensaba que, quizás, lo ideal sería proponer la fragancia "asado nacional" para nosotras, las féminas. Estoy casi convencida de que no hay Carolina Herrera ni Givency que compita con eso a la hora de conquistar el el olfato, el corazón y el estómago masculinos.
Tal vez, la fragancia "libro nuevo" sea ideal para los hombres. Aunque tengo mis dudas. Como dijo don Galán de barrio, "está bien pero para los libros". O bien, podemos pensarla como un perfume unisex. No sé.
Lo que sí les puedo asegurar es que el día que los hombres empiecen a usar un perfume con olor a chocolate, no dejo títere con cabeza.
Como ya les conté más arriba, suelo dejarme llevar por el camino de las asociaciones libres y familias de palabras y, ¿adivinen qué resultó de asociar LIBRO-SARLI-MUJER ARGENTINA? ¡Beatriz Sarlo!

Obviamente, la Sarlo también es una mujer que marca una época de la cultura nacional. De otra manera, ella es la mujer intelectual argentina por excelencia. Y esa, seguro que tiene olor a libro y no a asado.
No sean jodidos, che. Más de uno de ustedes habrá pagado fortunas por un libro de ella y hasta lo tienen que haber olido y todo, cochinos que son... O van y lo primero que buscan en la revistita del domingo -que también huelen- es su columna. Reconozcan que tiene su encanto.
Evidentemente, ésto no tiene una solución inmediata.
¡Necesitamos un plebiscito!
Por el momento, les dejo la foto de estos dos íconos femeninos argentinos para que vayan pensando.
Los extremos nunca son buenos pero, ¡cuánto mejor estaríamos si los modelos femeninos actuales se acercaran un poquito más a una suerte de simbiosis entre ambas!