sábado, 26 de diciembre de 2009

constelación amante

el aroma crispado de mi verano
aletea cual mariposas minúsculas
hasta tu olfato
inundando tus entrañas
con este despertar
de café, canela y cacao
de melón, pepino y palta
tocando tu lengua
tu lengua en mi piel
mordiendo la fruta del deseo
deshecho a besos y caricias
el deseo
consumido entre versos
que se queman al apenas nombrarlo
entregada a tu piel
tu piel
arde en mis labios
se derrite en mis labios
balbucientes de tus poros
que se abren cual estrellas a mi amor
y titilan en la penumbra
de nuestra constelación amante

¡Feliz cumpleaños, Mariela!

Hoy es el cumple de Mariela.

Mariela:
Quisiera darte un abrazo tan fuerte como el gran cariño que te tengo. Espero que pases un hermoso día.
Lamentablemente no puedo estar allá para soplar las velitas con vos como quisiera. Solamente se me ocurre hacerte este pequeño homenaje mediante este espacio que nos ha permitido estar más cerca a pesar de la distancia.
¡Te quiero mucho, amiga mía!

Y un mimo de Aute que sé que te gusta.



domingo, 20 de diciembre de 2009

previamente

de la mata de pelo que ostentas
se han hecho mil debates insulsos
yo quiero hacer una oda honorífica
a ese rulo renegrido y rebelde
que trémulamente mis dedos se abstienen de acariciar

mil victorias y mil fracasos encorvando tu ánimo
estallando en tus ojos estelares

el día se ha empeñado en su barro
y el aire húmedo nos llega desde la ventana entreabierta
junto con el bullicio
el coro de miles de voces
dispersas e inequívocas

todo todo se sucede para recordarnos
nuestra frágil torpe dulce humanidad

y cruzar nuestras miradas entre la bruma
apenas presintiendo tu piel de río caudaloso
y mi piel de cala en desuso

centellean las partículas de agua
en el aire húmedo que nos envuelve
en nuestro nuevo trópico austero
y se humedecen tus pupilas
y tu sonrisa marfilada me invita
el deseo se hace uno
y me muerdo los labios

sábado, 19 de diciembre de 2009

ven conmigo


de las lágrimas que no nos conocemos
brotará el arroyo que nos devuelva la primavera
el prado en el horizonte de tus ojos
ojos cargados de sueños perdidos
ojos cargados de sueños perennes
pestañas gastadas de ver injusticia
y chispa brillante que se estira diciendo futuro
futuro nuestro sobre los cimientos de nuestras heridas
sangre que abona el jardín de nuestra esperanza
nuestras ilusiones sin voz pero tangentes
en tus manos que gritan "ven conmigo"
aunque no te alcance
y te sienta
en mi voz
en mis manos pequeñas y frágiles
torpes dibujantes de tu rostro
deletreado en mis dedos que acarician tu nombre
mis labios silentes besando las palabras que te traigan a mí

domingo, 13 de diciembre de 2009

Ana María

Ana María había ido a misa como todos los domingos. Aunque ese no era un domingo común. En la misa del fin de semana anterior, en los avisos parroquiales, habían informado que un grupo de la parroquia estaba organizando una campaña para llevarle juguetes y ropa a los niños de escasos recursos de la isla, los hijos de nuestros hermanos pescadores, y así todos pasaríamos una "¡Feliz Navidad!"
Ella, como buena católica, no hizo oídos sordos al llamado del Señor y se puso de inmediato a revolver entre los trastos viejos que tenía amontonados en el depósito de su casa.
Encontró unos cuantos zapatos viejos que se había olvidado de tirar, ropa en desuso de sus nietos y algunos juguetes medio averiados pero, ¡peor es nada!. Esa gente debía estar agradecida con tanta generosidad -pensó-. Así que juntó toda la mugre hallada en una bolsa de consorcio negra y esperó ansiosa el día en que haría su gran acto de caridad.
Ese domingo había amanecido espléndido, con un sol radiante y un calor agradable.
Ana María se levantó temprano para tener tiempo de elegir la ropa, las joyas y arreglarse adecuadamente para la ocasión.
Ya se imaginaba la cara de las otras al verla bajar del auto con semejante bolsa. ¡Se iban a morir de la envidia! Y ella, impecable, obviamente.
Llegó justo a la 10:15 A.M. Quince minutos antes de la Santa Misa. La desilusionó que, al llegar, no hubiese nadie en la puerta más que una mujer escuálida con dos niños, uno recostado en su regazo y otro mamando de su pecho. La mujer escuálida con sus hijos también escuálidos estaba sentada en la escalinata principal pidiendo limosna.
Cuando pasó Ana María a su lado, toda altiva y reluciente en oro como una reina egipcia, la mujer alzó sus ojos lastimosos y le pidió una moneda para poder comprarle leche a sus hijos. A lo que, Ana María, ya iracunda, inquirió desde su altivez:
-¿Y el padre?
-No tienen, doña. Nadie me ayuda.
-¡Cómo no van a tener! -exclamó exaltada- ¡Así que te gusta lo dulce pero no te aguantás lo amargo! Decime, ¿Cuántos años tenés?
-Veinte, doña.
-¿Ves? ¿Ves lo que te digo? Encima sos joven. Yo no te voy a dar nada. Andás de loca pero no te da vergüenza pedir. Andá a trabajar, no seas vaga.
-Es que no me dan trabajo...
Ya Ana María había dado por terminada la conversación y no la escuchaba. Ofuscada entró a la parroquia renegando con la bolsa hasta que vislumbró a los misioneros que estaban recolectando las donaciones y se acercó con una sonrisa enorme en los labios.
Uno de los muchachos recibió la bolsa y la bendijo por su buen corazón.
Misión cumplida, dio media vuelta para ir a sentarse. La misa estaba por empezar y tenía que poner su mejor cara de estampita de Santa Teresita y adecuar sus gestos al rito.
Esta vez, oyó la misa con una satisfacción que no podía explicar. Realmente ella era una mujer de bien y como dijo el sacerdote en el sermón "debemos acordarnos de nuestros hermanos pobres y recordar que Nuestro Señor Jesucristo nació pobremente en un establo". Eso último la enterneció muchísimo. "Sí, todos somos hermanos", pensó y se sintió inmensamente satisfecha consigo misma.
Al finalizar la misa, se acercó a la capilla menor donde estaba expuesto el Santísimo Sacramento a rezar como hace la gente devota. Se quedó unos reglamentarios 5 minutos para aparentar devoción y se le ocurrió ir a ver cómo había quedado el salón parroquial que habían construido con la cooperación de todos los feligreses gente de bien como ella.
El salón era enorme. Tenía 100 metros cuadrados, con mesas y sillas como para que estén cómodas unas 400 personas, ventiladores de techo, buena ventilación, etc.
Este fin de año, iban a hacer un gran evento social con la gente de la comunidad más destacada. Iba a ser una fiesta importantísima en la que podría codearse con los sacerdotes, el obispo y los más distinguidos apellidos de la ciudad. Al fin tenían un salón acorde a sus necesidades sociales.
Al final del pasillo al costado del salón, que daba al fondo de la parroquia, había un montón de gente haciendo cola y se acercó para ver. Le llamó la atención tanta cantidad de gente en el fondo detrás de la iglesia.
Al acercarse, vio niños descalzos y desnutridos agarrados de sus mamás, hombres asidos a sus muletas, a uno le faltaba una pierna (un excombatiente, tal vez), ancianos y ancianas que no podían casi tenerse en pie. Una viejita con las piernas ulceradas y sin un diente estaba sentada en el piso apoyando la espalda contra la pared. Los demás se acomodaban como podían: parados, sentados, recostados contra el muro. Estaban esperando la comida del comedor comunitario apiñados en el pasillo.
Las mujeres de la cocina les pasaban con indiferencia un mendrugo y un plato de harina de maíz hervida con algunas verduras mezcladas. Nadie hablaba. ¿Para qué?
La mujer con los niños de la escalinata, ahora se encontraba allí y le daba de comer a la anciana de las piernas ulceradas mientras las moscas le revoloteaban sobre las heridas.
Ana María sintió tanta repulsión que salió huyendo. Mientras huía pensó que por suerte el salón estaba bajo llave sino se hubiese podido meter esa gente. También la asqueó la comida, ella ni a sus perros les daría eso.
Para calmarse y aprovechar el sol lindo del mediodía de diciembre, decidió volver a su casa caminando. De camino, vio venir frente a sí a un hombre muy desaliñado según su juicio. Temió que quisiera robarle y cruzó de vereda acelerando el paso.
Por fin llegó a su casa. Se sintió restablecida cuando entró y vio a su marido que la estaba esperando para almorzar. Ambos se sentaron a la mesa y le ordenaron a la muchacha que sirviera el almuerzo.
-¿Llevaste los donativos a la parroquia?
-Sí. Me lo agradecieron muchísimo.
-Eso hace la gente de bien.
Almorzaron alegremente.

lunes, 7 de diciembre de 2009

acurrucado

acurrucado en un colchón de aire espeso
extendiendo los brazos al abrazo de una sombra
de un espejismo
de nada
nada

imbuido en lo profundo de un corazón en penumbras
lúgubres pensamientos sin forma
te cruzan los ojos
y apenas susurras

-estoy cansado

hastío de verano naciente
bastardo verano al que no esperan flores
y el peso de mil inviernos
se cuelga de tus pasos ahogados
-estoy cansado

y quise ser el agua
que te devuelva el brillo a los ojos
y quise ser la ráfaga
que te devuelva el aliento
y quise ser la risa
que trastoque en risa tu mueca desganada
sombría
máscara transparente delatadora de tristezas

-estoy cansado

reposa en mi regazo
hasta que pase esa sombra que oscurece tu frente
y se desdibuje la pena de tu rostro abatido

mientras tú reposas
yo ahuyentaré los fantasmas que sobrevuelan tu cabeza
hasta que la luz renazca en tus ojos
y estalle en mil carcajadas la alegría aprisionada

lunes, 30 de noviembre de 2009

sin nombre

yo no le escribo a tu sonrisa
tampoco a tus ojos negros
ni un verso para tus manos

yo no le escribo a tu indiscutible lucidez
ni a tu talento afamado
ni a tu sensibilidad como estandarte

aún no soy dueña del verso que deseo
desconozco las palabras que te dibujan en mi interior
esas que te hacen único y simple
presente con tu sólo ser y ser y nada más

la oda a tus detalles nímios que sólo en mí habitan
esos apenas gestos sólo por mi amor descubiertos
quizás tan sólo una imagen falaz
o el verso perfecto
para el cual no existen nombres
para nombrarte

lunes, 23 de noviembre de 2009

Premio "Amig@ de Internet"


Mariela de Movimientos breves rosarinos me ha honrado con este Premio.
Con Mariela somos amigas desde muuuuuucho antes de la creación de este blog. Es más, ella fue mi mentora.
Por eso y muchas cosas más, ¡gracias, Mariela!

El Premio viene con reglas:

1- Enlazar al blog que te lo entregó.
2- Poner en tu blog las reglas.
3- Entregar a seis amigos.
4- Avisarles en su blog que tienen un premio.
5- Contestar las siguientes preguntas:

a- ¿Por qué te decidiste a tener un blog?
Como ya dije, Mariela tiene mucho que ver. No sólo me explicó de qué se trataba si no que también me incentivó mucho. Era un momento bastante difícil de mi vida y la creación del blog me ayudó a salir a flote, a ver otros horizontes. Puede parecer una exageración, pero encerrada en casa, sin laburo, con muchos sueños rotos y un montón de proyectos destrozados, la posibilidad de escribir y compartir mi escritura con otros fue algo muy valioso. Además, me parece maravilloso conocer a la gente por lo que escribe. La escritura casi "casual, informal" nos deja conocernos de otra manera mucho más transparente quizás que la impostura cotidiana que puede tener un compañero de trabajo al que vemos todos los días.

b- ¿Cuánto hace que lo tenés?
10 meses.

c- ¿Qué sentimientos tuviste a través del mismo?
Emociones de todo tipo...imposible enumerarlas.

d- ¿Has hecho muchos amigos?
¡Ojalá! jaja. Quizás no muchos pero sí muy valiosos.

e- ¿Qué significa para vos la amistad?
Querer bien al otro. Desearle siempre lo mejor y procurar darle un cachito de felicidad en la medida que esté en nuestras manos. Estar con los brazos listos para abrazar siempre y no juzgar nunca.

f- ¿Qué te gustaría decirle a un amigo hoy?
Estoy. Cada día de mi vida estás en mi mente y en mi corazón.

Yo se lo quiero dar a esos amigos que me han acompañado y me acompañan siempre en este mundo virtual que compartimos. ¡Ojalá, pronto pueda estrecharlos en un abrazo "personal y concreto" a cada uno!






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sábado, 10 de octubre de 2009

Amanda y el bailarín (III y final)

Amanda no podía creer que su escenita histérica había dado tan óptimos resultados. Estaba emocionada. Amadeo la sostenía del brazo como para retenerla. Por consiguiente, para que la emoción sea completa, ella se movía suavemente hacia adelante y hacia atrás, en un vaivén dulce simulando falsas fuerzas para huir. Al fin, desistió y se quedó quieta diciendo:
-¿Qué quiere?
-No se vaya. Se lo ruego. Es menester que antes me responda algo. Si no lo hace, sufriré la angustia de la duda por el resto de mis días.
"Definitivamente, este hombre está loco" -pensó Amanda-. Una cosa era un poquito de juego histérico y sano coqueteo pero de ahí a darle tanta importancia como para meter la frase "el resto de mis días", eso sí que era otra cosa muy diferente.
-Digame...-suplicó la dama con el vértigo de la duda, el susto y la ilusión en la voz.
Él la soltó. Bajó la vista. Titubeó un poco y arremetió finalmente.
-¿Por qué le tiemblan las nalgas? Es algo que yo jamás había visto en mi vida.
Bueno. Convengamos que no era la mejor salida verbal del caballero danzarín pero, después de todo, realmente estaba intrigado.
Ah! ¿Eso? -sonrojada hasta lo blanco de los ojos-.
-¿Y?
-¡Epa! ¡No me apure, eh!
-Disculpe. Es que soy un tanto ansioso.
-Está bien...En realidad, no sé. Es decir, desconozco la causa metabólica del caso. Sé que me pasa cada vez que estoy nerviosa. A algunos les transpiran las manos, otros quedan mudos, a otros les tiembla la voz. A mí, en cambio, me tiembla la cola.
-Entiendo.
-¿Qué entiende?
-Que usted estaba nerviosa en mi camarín. Lo que no sé es porqué. -Inquirió-.
Amanda se quedó muda, le transpiraban las manos y le temblaban los glúteos. Encima de no poder disimularlo tampoco podía explicarlo.
El bailarín había bajado de una vez por todas de su nube de vanidad. La miró y la vio con los ojos de un hombre sin pasado y sin futuro, un hombre normal.
Pareciera que le gustó lo que descubrió porque sonrió cálidamente y tomándola de la mano con fervor le dijo:
-¿Y si la invito una copa? Tal vez se le asiente el... pulso...
-Seguramente. Será un placer acompañarlo.
Amadeo le ofreció el brazo que ella tomó delicadamente. Mientras daban sus primeros pasos coordinados, simultáneos y en la misma dirección de aquí en adelante, Amanda sugirió:
-¿Y si se viste?
Ah! ¿Eso? Puede ser...

FIN

lunes, 28 de septiembre de 2009

Amanda y el bailarín (II)

-Soy Amanda...-respondió casi susurrando.
En los siguientes cinco segundos que siguieron al acto de contestar, mientras empezaba a empujar la puerta haciendo crujir las bisagras, a medida que se iba ampliando la visión interior de la habitación hasta que la abrió por completo, Amanda, con varios corazones galopando en su pecho, en sus sienes y en sus nalgas, deseó y temió que ante su abrupta entrada en el recinto, el bailarín no alcanzara a cubrirse y así verlo desnudo y descubrir, al fin, sus partes íntimas.
Pero, no.
Amadeo aún se encontraba con el traje de Acteón -lo cual no era mucho decir- quitándose el maquillaje frente al espejo. Se dio vuelta rápidamente al sentir la intromisión y la miró con cara de póker y aire superior.
-¿Qué necesita, señorita?
-Conocerlo y...que me conozca.
-... -mirando el escote fijamente.
Ella se sonrojó y sonrió cándidamente. Él se apoyó en el respaldo de una silla, se cruzó de brazos y la miraba provocador desde su superioridad. Con la debida atención, Amanda prosiguió.
-Tengo una duda...
-Digame, pues...
-Yo adoro el ballet. ¿Sabe? Y le quería preguntar acerca de algo que me tiene intrigada desde hace años. Se trata de una técnica particular...-Amadeo la interrumpió.
-Mire, señorita, me parece que si quiere perfeccionar alguna técnica de ballet sería más conveniente que hable con alguna de las bailarinas. Ellas la van a poder instruir mejor sobre técnicas de baile femeninas.
-No, no,no. Yo no soy bailarina. -"Sin duda", pensó Amadeo, "con ese escote y esas posaderas"-Además, mi duda es sobre una técnica masculina.
Ahora el intrigado era él.
-Dígame, pues, entonces.
-¿Cómo hacen los bailarines para que el bulto les quede así, tan centrado y simétrico?
Al bailarín se le salían los ojos de las órbitas de los ojos. Parecía un dos de oro y parecía que iba a explotar.
-¡¿Usted está loca!?-exclamó indignado encubriendo su perplejidad acartonada- ¡¿Cómo se le ocurre preguntarme semejante cosa?!
En realidad, no era para tanto lío. Como buen artista quería guardar las apariencias y no estaba dispuesto a que sus admiradoras lo intimiden con preguntas en vez de adularlo sin parar. Por otro lado, nada le hubiese costado explicarle cómo se tiraba del escroto para cubrir el miembro y así formar un bulto impecable, centrado, sin caídas azarosas hacia un lado u otro.
Dentro del desconcierto de quien tiene pautada cada una de sus acciones, para zafar prontamente de la situación pero sin dejar de mirar ese valle profundo entre los senos de la señorita, Amadeo propuso:
-Hagamos algo. Le firmo un autógrafo y se va.
-No quiero un autógrafo.
-¿Qué quiere, entonces?
-Un beso.
El bailarín la invitó a acercarse con un gesto. Ésto ya se asemejaba a lo acostumbrado. Podía manejarlo en puntitas de pie.
Amanda se acercó lentamente. Le temblaban los glúteos como cada vez que algo la ponía nerviosa. Sus pechos zigzagueaban al compás de su movimientos. Las pupilas de Amadeo zigzagueaban al compás de los pechos de Amanda. Puso su mejilla a unos dos centímetros de la mejilla de él. Inspiró fuerte para sentir su aroma a hombre, a sudor artístico, ¿a crema desmaquilladora? (al fin y al cabo, no era un futbolista, no?). Inspiró y guardó en su memoria olfativa aquel ADN para siempre.
Entre tanto, Amadeo inspiraba el perfume que se elevaba desde el escote de Amanda. Ese escote que se abría a las fosas nasales del bailarín como los pétalos de una rosa primaveral salpicada por el primar rocío de la mañana. Esperaba el beso. Anhelaba ese beso adormilado por el perfume de la fémina pero ... no llegó.
Amanda retiró su rostro rápidamente rompiendo el halo de magia del ambiente sin llegar al ósculo.
La turbación de Amadeo no podía ser mayor.
-¿Qué pasa?-preguntó, acobardado ya.
-Usted no me conoce. Ese beso no valía nada para usted. Entonces, tampoco valía para mí. Si alguna vez desea conocerme, hágamelo saber.
Sin una palabra más, Amanda dio media vuelta y se marchó.
Amadeo no reaccionaba. De hecho, parecía que no iba a reaccionar nunca. Después de unos instantes que parecieron un lustro, corrió hacia la puerta, se internó en el pasillo, corrió, voló, volvió a correr, la encontró y, tomándola de un brazo, le dijo:
-Por favor, espere.


Continuará...

lunes, 21 de septiembre de 2009

Amanda y el bailarín (I)


Ella lo admiraba secretamente, apasionadamente, como suelen admirar las admiradoras a sus artistas admirados.
Más de una noche, y una que otra tarde, y una que otra mañana, soñó con su encuentro. Sí, no sólo quería verlo actuar, verlo bailar, flotar, volar en el escenario domesticando, domando, sometiendo la gravedad; también había soñado con ese primer saludo. Sin duda iría a saludarlo junto con el público a la salida del teatro.
Aunque ese no era un buen plan. En sus largas horas de ensoñación ella no era una admiradora más. Una parte más de la masa amorfa que en el imaginario del bailarín se simbolizada con el nombre de "público".
Amanda había esperado durante años este día. Mejor dicho, esta noche. Esa noche asistiría a la función que la compañía de ballet del bailarín Amadeo Joreutés daría en el teatro de la ciudad.
Se sentó en la mejor ubicación que consiguió: platea, tercera fila, ni muy cerca porque no se puede apreciar, ni muy lejos porque no se ve, al centro para abarcar todo con la mirada. Sintió un leve cosquilleo en su estómago y en otras partes. Empezaron a bajar las luces. Un timbre. La oscuridad. El silencio. La agonía. La música al fin y aparece Amadeo volando como un ángel endemoniado flotando sobre la música.
Amanda era transportada al séptimo cielo en cada pirueta del bailarín. Y esos músculos todos marcados. Todos. Hasta los hubiese podido contar si quisiera. Y ese culito apretado marcado perfectamente por la mínima calcita translúcida. Sin duda tenía una buena ubicación.
La función terminó. Amanda lloraba emocionada. Amaba el ballet y al protagonista del ballet de esa noche.
¿La habrá notado entre el público? Seguramente, no. Se lo veía muy concentrado.
Esperó sentada un momento para ver en qué dirección corría su suerte. ¿Saldría a saludar?
No lo hizo.
Amanda, no podía dejar la cosas así. Lo tenía tan cerca. Hubiese sido una tontería esconderse en la vergüenza y el respeto a la privacidad.
Sintiendo cómo se le agolpaba el corazón en el pecho, se dirigió subrepticiamente hacia los camarines. Halló la puerta que ostentaba su nombre, "Amadeo Joreutés". Ya no había marcha atrás. Corroboró que todo esté en su lugar: el vestido entallado color borgoña, el escote generoso pero en proporciones idénticas, las medias sanas, el maquillaje perfecto, la sonrisa dulce y, luego de aclarar la voz, golpeó la puerta diciendo:
-¿Perdón?...
-¿Si? -se oyó del otro lado- ¿Quién es?


Continuará...

viernes, 28 de agosto de 2009

un compromiso ineludible

hacer movimientos mecánicos para simular una vida

desplazarse sin otra meta más que el último suspiro

agitación inútil sumatoria de días en pos de sueños
que nunca dejarán el universo honírico

creer que se le puede escapar al destino fatal común
con palabras volátiles y dispersas
con besos robados aniquilados siempre
con gestos derrumbados
con recuerdos ignorados

¡ilusos mortales!

el derrotero inexorable es la fosa común lúgubre y total
reino de gusanos y olvidos
de piedra dura y vapores infinitos

la única opción segura
la única que no se elige
la cita impostergable
el compromiso ineludible
la muerte

sábado, 1 de agosto de 2009

insalvable ausencia


quizás haya un dios
mi ángel demonio
te puso en mi camino
para que sostengas mi aliento
cuando ya no tenía más aire

quizás haya un dios
un dios burlón y cínico
nos acercó
para hacernos tanto bien como daño

intermitencias de tu divina presencia
cúmulo de sueños sublimes
e interminables desengaños

quizás ese dios manipulador
nos dispuso a su antojo
para relevarnos la mirada
cuando arreciaba la oscuridad
y quitarnos la luz
cuando al fin la antorcha había sido encendida

vaya uno a saber
qué dios griego caprichoso
nos habrá tocado a cada uno
para querernos entrañablemente
y que nos dañe tanto la dulce intimidad
como la insalvable distancia
que hoy y para siempre
nos hace extraños
ajenos

martes, 21 de julio de 2009

Ciegamente

Conozco lo que significa la vista para vos. Por eso lees. Por eso me lees. Sé de los placeres que te entran por los ojos pero, a pesar de ello, te propongo un trato.
Haz de dejar los prejuicios y las seguridades fuera. Haz de desnudarte de toda fachada social, incluida tu ropa. Concédeme tu confianza unos instantes. No pasará nada que vos no quieras.
También sé que, como hombre, sueles estar acostumbrado a llevar el control (o a creerlo así).
Haz de confiar en mí y entrar en la penumbra de mi mano. Sólo una venda sobre tus ojos y otra sobre los míos y ya estamos listos para nuestro nuevo viaje exploratorio.
He de mirarte, no ya con los ojos sino con mi piel. He de aprender tu rostro con mis besos y tu piel se abre a mi tacto como un mapa que he de aprender con mi boca.
¡Vamos! Esta exploración de tu territorio nocturno recién comienza. No te reprimas. Me gusta la melodía de tus gemidos.
Tu rostro. Tu cabello que me hace cosquillas en la nariz. Tu barba de dos días. El vello sobre tu pecho agitado. La contorsión de tus vértebras ante mi tacto. ¡La contorsión de tus vértebras ante el rodar de mis dedos que las acarician como a teclas de un piano! Se estremece tu vientre al contacto de mis labios. ¡Ya pronto estallará el Paraíso!
No es necesaria la vista para navegar en este mar amante. Más bien resulta un estorbo la luz para la preeminencia del tacto.
El mapa de tu cuerpo está dibujado en mis labios. Toda la geografía de tu cuerpo está grabada en mi piel.
Quiero que me ames así, ciegamente. No me mires. Por favor, no mires y llégate hasta mi piel como un territorio nuevo para vos, una isla que haz de conocer y conquistar a tu paso de besos y caricias.

jueves, 16 de julio de 2009

Loca de amor o algo así

Ya sé que no te imaginabas nuestro final de esta manera. Tampoco creas que para mí es fácil.
¿Te acordás la primera vez que nos vimos?
Yo me sonrojé de tal manera que tenía miedo de que me descubras... ay! Me sentí tan tonta. Yo que solía ser tan fría, tan calculadora y... tu sola mirada desbarató todo mi complejo de seguridades vanas.
Sé que te mentí para acercarme a vos pero, ¿cómo iba a hacer de otra manera? Vos no dejabas a tu novia por nada. ¿Cómo ibas a ver que ella no era para vos? ¿Que era yo a quien tenías que amar? Era necesario que creas en su traición y corras a mis brazos por consuelo. Está bien: ahora reconozco que no fue para naaaada casual que yo te encuentre ese día. Fue todo una estrategia. Hacía meses que venía estudiando todos tus movimientos. Si no, ¿cómo iba a saber que todos los mediodías ibas a almorzar a ese lugar?
Me acuerdo... fue una estrategia perfecta. Un llamado anónimo a las 11:30 AM para darte la triste noticia y a las 12 AM estarías lo suficientemente vulnerable para que yo actuara. Tampoco tenías que ponerte así. Tenés que reconocer que soy muy inteligente.
Si me hubieses cuidado como yo lo merecía. Pero, no. Te empeñaste en ir poniendo distancia entre nosotros. Yo que vivía pensando en vos. Que te llamaba cada diez minutos para saber cómo estabas. Yo que despejé tu camino para tu ascenso en el trabajo con ese fatal "accidente" de tu jefe. Y vos no sos capaz de agradecer siquiera.
Lo de tu ex fue necesario, como comprenderás. Era un estorbo para nuestra relación y yo no iba a poner en riesgo nuestra felicidad. Pero, en vez de alegrarte por nosotros, no, no hacías más que recriminarme y hasta llegaste a amenazarme con la justicia. Nunca te lo voy a perdonar. Siempre pensando en ella primero. ¿Cómo no me iba a poner celosa?
Yo que te amo como nadie te ha amado nunca y que te voy a amar siempre. Sé que te dije muchas veces que mi amor era incondicional y vos no querías oírme. "Callate, callate...¡por favor!", me decías. Yo al principio creía que lo decías por amor, como si tanto amor de mi parte no fuese necesario. Yo igual insistía. Necesitaba demostrarte a cada instante lo que sentía por vos. No fue nada fácil darme cuenta de que no me querías escuchar. Encima, te encontré hablando por teléfono con otra mujer.
A mí "callate, callate". ¡¿A ella le decías callate?! No. Seguro que no. También te mentí en eso. Mi amor no es incondicional. ¿Acaso pensabas que sería capaz de compartirte? Te equivocaste y mucho.
Me cansé de perseguirte y de que me rechaces. Es tu culpa que lo nuestro no funcione.
¡Sos tan cobarde!...Ponerme una denuncia...¿Y por qué? ¡¿Por amarte así?!
Nunca supiste valorar mi amor. Es tu culpa. Toda esta desdicha es tu culpa. Si hubieses valorado el amor que siempre te tuve. Pero, no. Y otra vez, no. Quisiste escaparte de mí. Y no me dejaste otra alternativa. Por eso mi amor, mío o de nadie. Yo te lo advertí. Mío o de nadie.
(Y se oyó un disparo...)

miércoles, 8 de julio de 2009

El gurisito

La mañana se presentaba hiriente de luz solar y frío húmedo, de ese que penetra los huesos.
La helada blanca cubría la llanura y quemaba los últimos pastos del invierno.
Raquel se levantó presurosamente, abriéndose paso entre un par de críos. Encendió el fogón con los dedos entumecidos y luego hizo su pis matinal en la bacinilla con un chorro humeante, ¡casi una burla!
Ramiro, su marido, le hizo una caricia automática en la cabeza con las manos ajadas de peón de estancia. Salió corriendo al patio del rancho y llenó la pava con agua escarchada. La puso encima del fuego a calentar y aprontó el mate.
Mientras, Raquel, revolvía pacientemente la bolsa del pan recogiendo amorosamente los pocos fragmentos de pan que quedaban, miró a su esposo con un sincero gesto de costumbre. Él ni lo notó. No la miraba ya.
La pava negra empezó a humear sobre el fogón. Ramiro la agarró con un trapo para no quemarse y apuró el mate para entrar en calor.
Se sentaron en el piso de tierra bien cerquita del fuego. Raquel tenía los ojos hinchados por la falta de sueño. A la vez que le alcanzaba un pedazo de pan seco a su marido, le preguntó:
-¿Qué hacemos?
-No sé...(un largo y doloroso silencio). Yo, ahora, me voy a la estancia y pido al patrón plata adelantada. No puede ser que no haya cristiano que no se ablande con una criatura...
-Pero, si ya le pediste y te dijo que no...
-Pero voy a volver a intentar... no queda otra. Si no el gurí se nos muere...
Raquel lloraba lágrimas mudas. Hacía rato que el más chiquito ardía en fiebre, días y días. El rancho frío y los trapos para dormir no alcanzaban para calentar a un chiquito de meses. Más la falta de comida. Seguramente por eso se había enfermado. Si al menos aún tuviese leche para amamantar. Pero no. La debilidad los había alcanzado a todos y este invierno parecía ser más crudo que los anteriores en el campo del Paraje La Verbena.
Ambos tomaban mate y tragaban anudando la angustia en sus gargantas. El patrón, su estancia, las vacas todas gordas. Muchas vacas tenía el patrón. Ellos todos flacos flacos. Ramiro se curtía con el sol, el frío, el trabajo y el dolor, de sol a sol, cuidando las vacas del patrón por dos pesos locos de vez en cuando. Y pensar que sus cinco hijos casi no veían la carne. Cansado de ver cómo su familia cortaba el hambre con mate cocido y tortas fritas muchas veces, con aire las más. Le rodó por la mejilla curtida una lágrima mal disimulada. Ya no podía mirar a los ojos esa mujer tan delgada y abatida por el hambre y la amargura trasnochada. Y él, el hombre de la familia, el padre, ni siquiera podía alimentar a los "gurises". Si al menos tuviese unos pesos para llevar al chiquito al pueblo para que lo vea un médico.
Algo se movió bruscamente en el revoltijo de trapos, mantas y críos. Era el más pequeño. Se retorcía en convulsiones por la fiebre.
La madre lo tomó en brazos y lo abrazó tiernamente, tratando de curar todo dolor con su inmenso amor.
-Ya... mi chiquito...ya pasa...
Mas, no fue suficiente.
El esposo se llegó a su lado casi arrastrándose. Una nube negra le atravesaba los sesos de poca escuela y mucha vida castigada. El entendimiento le decía cosas que no tienen palabras.
Dos convulsiones y el niño dejó de respirar.
De rodillas, en el rancho de barro, con su hijo muerto en brazos, los padres rezaron el peor de los silencios en un mundo, para siempre, ausente de Dios.

jueves, 25 de junio de 2009

el último grito

los estertores de la ciudad me despiertan del sueño mordaz
los estertores de tu voz me arrancan el alma de un tirón
y arrebatan mi último grito de muda doliente
para verter sobre la mesa del living
gota a gota
toda la sangre de mis ojos tuyos

ahogada con el lodazal que envilece mi voz
me atropella los sesos el eco de tus bramidos indecentes
incongruentes
incoherentes
¡imbécil!

enlodado el recinto sacro de los amantes
con torpezas de mármol y retórica suciedad

andante hastío encallado en la pared
te arrebata la lengua enmohecida

testaruda agoniza la noche envilecida
hasta que las sombras se destejen en mi cabeza
y sale el sol
y se ha consumido
y ya es mañana
y ya he partido

sábado, 20 de junio de 2009

¡¡¡Ay, papirri!!!


Se acerca el día del padre y quiero saludar a los padres que visitan asiduamente este espacio.
Raramente, no se me ocurren frases cursis, o bien, prefiero evitarlas.
Solamente diré que me da mucho gusto saludar en su día a padres que sé que en cada uno de sus pensamientos, en cada una de sus acciones, tienen en cuenta a sus hijos. Padres ejemplares, supongo y no porque hagan grandes proezas. Su proeza es estar presentes y amar a sus hijos. Son una especie en extinción y por eso quiero felicitarlos, mimarlos y nombrarlos.
Hay mucho discurso materno dando vuelta. Pero poco se dice de los padres, de esos que están y son padres de verdad.
Por eso, quiero otorgarles un humilde presente virtual.

Otorgo este premio a Leo de Revenires de la palabra II; a Marcelo de la Menor idea , a El Oso de Los Apuntes del Oso y a Taio de Dionisismo.

Sepan disculpar si desconozco u olvidé la paternidad de alguno.

¡Feliz día del padre para quienes corresponda y se lo merezcan!
Incluido mi viejo que siempre estuvo, con todos sus errores y virtudes, pero que me banca hasta cuando lo decepciono.
Y, para finalizar, una canción que ha ilusionado a más de un papá.


sábado, 13 de junio de 2009

Mamá fuera de serie


He recibido este hermoso premio de una mamá fuera de serie. La conocí en la facultad antes de que sea mamá y es una mina fuera de serie. Ahora la conocí en la blogósfera y resultó una bloguera fuera de serie. Supongo que, ahora como mamá, debe haber seguido la tendencia.
¡Gracias, Violeta, de Vida borderline!
Creo que todas las mamás somos "fuera de serie" por el simple hecho de que todas las personas somos únicas de alguna manera.
Sin embargo, modestia aparte, creo que me queda bien el premio y no por parecerme a Maru Botana precisamente, no, no, no! Tooooodo lo contrario!

Adoro a mi hija, Ayelén, pero no adoro a todos los niños. Algunos hijos de amigos me caen muy bien. No entiendo a esas personas que se enternecen con cualquier criatura y empiezan a hablarles como teletubbies ...ay! pobres niños que tienen que aguantar a esos seres extraños y desagradables. Tampoco entiendo a los que felicitan a los nóveles padres y les dicen que su hij@ es hermos@. Creo que todos los recién nacidos son feos (inclusive mi hija, que ahora es hermosa, era un murciélago cuando nació).
No sé si seguir contando, tengo miedo de que me quiten el premio jaja.
Es muy difícil hablar de una misma en cualquier manera. Para conocerme como madre, tienen que verme en acción. Solamente puedo resumir que amo a mi hija y que es la razón de mi existir.


A su vez, cedo este premio a las siguientes madres fuera de serie:

* A mi tocaya Vivi de Ozozo
* A Una, Dos y Tres de La MalaMadre
* A Marcela de Garabateando historias

¡Felicidades a las premiadas!
Lamento no poder premiar a varios papás fuera de serie. Hummm...supongo que pronto habrá novedades.

miércoles, 10 de junio de 2009

El dolor de la lucidez

A Luciana M.
Por empujarme sin piedad hacia la lucidez

  La lucidez, esa maldita suerte de estado mental en el cual viene la realidad toda, desnuda y cruda a herirte la vista y la conciencia.
  Cuando las palabras ya no pueden disfrazar nada, cuando ya no alcanzan las palabras y queremos cerrar los ojos para que no nos atropelle esa verdad desprovista de vestidos, entonces, deviene la lucidez.
  Es peor que dolor de ovarios o patada en los testículos pero, sin embargo, nadie quisiera arrancarse los ovarios o los testículos  voluntariamente.
  Hay veces y hay quienes no soportan el dolor de la lucidez. Entonces, es necesario extirparla de forma inminente. Esos golpes de lucidez  pueden llegar a ser mortales en muchas personas. Y se vuelve absolutamente urgente recurrir a algún tipo de atontamiento como analgésico mental: las drogas legales o ilegales, prescriptas médicamente o no, el alcohol, las mercancías, la religión, la promiscuidad, las obsesiones.
  Hay quienes tienen la fortuna o la desgracia de no haber tenido ni un minuto de lucidez en sus vidas. Fortuna de no saber porqué lloran; desgracia de no saber porqué ríen ni conocer las cosas valiosas de este breve derrotero.
  Y quienes hayan sido alcanzados por la lucidez, difícilmente puedan escapar del todo de su luz hiriente.
  No obstante, más allá de lo dolorosa que pueda llegar a ser, la lucidez nos brinda esa dimensión de las cosas que no se logra de otra manera: la profundidad de los sentimientos, la intensidad de la pasión, la agudeza de la razón, la crueldad de la locura en un mundo aparentemente cuerdo, la crueldad de la cordura en un mundo de locos, la certeza de saber que nos equivocamos y que la mayoría de nuestras batallas son causas perdidas desde hace años, siglos... desde antes de la misma batalla.
  Pero la batalla que nunca se pierde y que nunca se gana tampoco, es la batalla contra la ignorancia.
  La ignorancia, ese ignominioso monstruo que juega a dominar el mundo, que nos insulta en la cara y se burla de nuestros esfuerzos.
  Por eso, por más hiriente que nos resulte la lucidez, nunca hemos de bajar los brazos en la batalla contra la puta ignorancia envilecedora del mundo y fortaleza de los opresores de la humanidad.
  



domingo, 31 de mayo de 2009

pastillas para olvidar

oscuridad circundante heresiarca de mi alma abatida
oprimida el alma mía por tantas noches y ninguna estrella
ni siquiera tengo el don de la nostalgia
ni un pedacito de recuerdo que añorar

si se anuda mi garganta
y quiero gritar cadenas que tengo por voz
al visitar los recintos de esta azotea castigada por lluvias perennes
algún peregrino recuerdo
que me hace maldecir mi fortuna y mi memoria

quiero pastillas para olvidar

miércoles, 27 de mayo de 2009

Algo bueno habré hecho

   Supongo que algo bueno tengo que haber hecho. 
  A mí, desde chiquita, muy católicamente, me enseñaron la regla del premio y el castigo. Si me portaba bien, venían los premios. Si me portaba mal, venían los castigos.
  Con el tiempo empecé a dudar de tal regla, pues viví muchas excepciones. 
  ¡Castigo, castigo, castigo! "¿Y por qué?" Me preguntaba como niña inocente.
  Finalmente, con mucha decepción pero resignada al fin, acepté que las cosas no eran tan sencillas ni se trataba de ganarse el cielo,  sino ya dios estaría en bancarrota, ¡me debe tantas! Y no a mí sola...
  Pero últimamente, he sido premiada tanto que también me pregunto "porqué".
  No sé si hice algo bueno o no pero, seguramente, mis amigos lectores han visto en este espacio esos detalles que solamente los amigos ven y que, a pesar de  las posibles discrepancias y desprolijidades que pueda haber, han sabido disculpar y sobrepasar con su afecto tan estimado por mí.
  Todo este prólogo es para agradecer a quienes me han premiado antes y ahora. Y, también, para decir en resumidas cuentas a quienes sean premiados a su vez por mí, sepan que en cada letra que escriben leo los gestos y los detalles del alma que trasluce la escritura de tan maravillosas personas y por eso los sigo, los leo y los premio. Además, han hecho y hacen unos blogs muy buenos.



  Este es un premio que me llega de la mano de Gabriela , de "Otra primavera" (como verán, me tiene mal enseñada con tantos mimos) a quien agradezco profundamente su deferencia y presencia.
  Debo pasarlo a cinco blogs, enlazarlos y ellos, a su vez, deben hacer lo mismo.
  Los 5 blogs que elijo son:


  A los cinco, mi reconocimiento por los hermosos blogs que tienen. ¡Felicitaciones! Besos mariposas para todos.




  Este otro premio me llega de la mano de Persis de "Entre la vigilia y el sueño, la pasión...". Una gran escritora que recomiendo y a quien le agradezco este premio tan estimulante. 
  De profesión EX que empezó y siguió su paso sin saber en qué dirección iba, recibe un premio a la creación artística. Todo un honor que agradezco y me hace ver cómo el arte ha direccionado este blog o, al menos, eso parece o quiero creer.
  No me quedaron muy claras las reglas, pero como se trata de un premio relacionado al arte y, la creación artística que más me interesa es la literaria, paso este premio a los siguientes blogs. Todos grandes escritores, buenos literatos.


  Espero que este premio, los estimule tanto como a mí. Un abrazo.




martes, 26 de mayo de 2009

el tiempo

mientras tanto 

el tiempo se sucede indefectiblemente

mientras

la vida pasa

                                                              hasta que