miércoles, 8 de julio de 2009

El gurisito

La mañana se presentaba hiriente de luz solar y frío húmedo, de ese que penetra los huesos.
La helada blanca cubría la llanura y quemaba los últimos pastos del invierno.
Raquel se levantó presurosamente, abriéndose paso entre un par de críos. Encendió el fogón con los dedos entumecidos y luego hizo su pis matinal en la bacinilla con un chorro humeante, ¡casi una burla!
Ramiro, su marido, le hizo una caricia automática en la cabeza con las manos ajadas de peón de estancia. Salió corriendo al patio del rancho y llenó la pava con agua escarchada. La puso encima del fuego a calentar y aprontó el mate.
Mientras, Raquel, revolvía pacientemente la bolsa del pan recogiendo amorosamente los pocos fragmentos de pan que quedaban, miró a su esposo con un sincero gesto de costumbre. Él ni lo notó. No la miraba ya.
La pava negra empezó a humear sobre el fogón. Ramiro la agarró con un trapo para no quemarse y apuró el mate para entrar en calor.
Se sentaron en el piso de tierra bien cerquita del fuego. Raquel tenía los ojos hinchados por la falta de sueño. A la vez que le alcanzaba un pedazo de pan seco a su marido, le preguntó:
-¿Qué hacemos?
-No sé...(un largo y doloroso silencio). Yo, ahora, me voy a la estancia y pido al patrón plata adelantada. No puede ser que no haya cristiano que no se ablande con una criatura...
-Pero, si ya le pediste y te dijo que no...
-Pero voy a volver a intentar... no queda otra. Si no el gurí se nos muere...
Raquel lloraba lágrimas mudas. Hacía rato que el más chiquito ardía en fiebre, días y días. El rancho frío y los trapos para dormir no alcanzaban para calentar a un chiquito de meses. Más la falta de comida. Seguramente por eso se había enfermado. Si al menos aún tuviese leche para amamantar. Pero no. La debilidad los había alcanzado a todos y este invierno parecía ser más crudo que los anteriores en el campo del Paraje La Verbena.
Ambos tomaban mate y tragaban anudando la angustia en sus gargantas. El patrón, su estancia, las vacas todas gordas. Muchas vacas tenía el patrón. Ellos todos flacos flacos. Ramiro se curtía con el sol, el frío, el trabajo y el dolor, de sol a sol, cuidando las vacas del patrón por dos pesos locos de vez en cuando. Y pensar que sus cinco hijos casi no veían la carne. Cansado de ver cómo su familia cortaba el hambre con mate cocido y tortas fritas muchas veces, con aire las más. Le rodó por la mejilla curtida una lágrima mal disimulada. Ya no podía mirar a los ojos esa mujer tan delgada y abatida por el hambre y la amargura trasnochada. Y él, el hombre de la familia, el padre, ni siquiera podía alimentar a los "gurises". Si al menos tuviese unos pesos para llevar al chiquito al pueblo para que lo vea un médico.
Algo se movió bruscamente en el revoltijo de trapos, mantas y críos. Era el más pequeño. Se retorcía en convulsiones por la fiebre.
La madre lo tomó en brazos y lo abrazó tiernamente, tratando de curar todo dolor con su inmenso amor.
-Ya... mi chiquito...ya pasa...
Mas, no fue suficiente.
El esposo se llegó a su lado casi arrastrándose. Una nube negra le atravesaba los sesos de poca escuela y mucha vida castigada. El entendimiento le decía cosas que no tienen palabras.
Dos convulsiones y el niño dejó de respirar.
De rodillas, en el rancho de barro, con su hijo muerto en brazos, los padres rezaron el peor de los silencios en un mundo, para siempre, ausente de Dios.

10 comentarios:

  1. siempre me impresionas como escribes..
    me quedo con tu presencia.. con el mate al lado..

    Saludos fraternos
    un abrazo con mucho cariño
    besos

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  2. Uf! Que depre me ha entrado! Mira que he comenzado el día de hoy con el pie izquierdo y el mal humos de ayer todavía estaba presente!!! El cuento me ha gustado, sin duda; pero ¿Qué es una pava negra?
    Besitos y buen finde.

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  3. vivana, me gustó mucho el cuento (valga la redundancia de los demás coments), pero es cierto me dejó melancólica y triste. Igual creo que en un punto eso vale, ya que pienso que si uno logra algo con sus textos en ese otro que es el lector es porque el texto vale la pena, así que gracias por lograr ponerme tristecita, besos

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  4. Doloroso, pero narrado de una forma excelente, con una fuerza excepcional. Me gustó muchísimo, Vivi, refleja, además una realidad que no es extraña en estas tierras.
    Felicitaciones, un beso

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  5. realmente I-M-P-R-E-S-I-O-N-A-N-T-E, entré al rancho, mastiqué el frío, ví los silencios de la conversación agotada, sentí el calor del mate pobre, vi la pava, el pan duro. qué más decir?, a mi esto me pareció excelente, muy bien logrado y el final, el final es el final que se merece la verdad de la historia que empezaste, las penas son de nosotros y los finales así, tambien. un saludo viviana, estoy pasando bastante poco y la verdad que no hubiese querido perderme esto así que me voy cotento de haber pasado. un abrazo

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  6. Lo real es:
    Que sucece cada día.
    Que a nadie le importa.
    Que lo has narrado magistralmente.
    Me quedo en tu casa, hay mucho por leer.
    Besito.

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  7. Detesto profundamente la dictadura de los finales felices. Detesto la exigencia de escribir para alegrar, cuandes obligatorio y única opción. Prefiero la sorpresa, la verdad, las cosas como son. Y las cosas, en esta vida, muchas veces son así. Estoy leyendo Don Segundo Sombra ahora, me persigue el campo en estos días. Tal vez te digo todo esto porque también dejé una historia dura en mi blog. Y al que no le guste, está en su derecho. En el cable hay 1.000 hermosas comedias de Hollywood: final feliz asegurado.
    Un beso
    PD:me olvidé de decirte que detesto cuando escribo una historia triste y me preguntan si estoy deprimido o me exhortan a levantar el ánimo.

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  8. que tristeza y pensar que pasa Que mundo injusto y cruel

    ufffffffffffffff

    besos

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  9. muy bueno, viviana, muy fuerte y sentido, muy bien escrito y transmisor de sensaciones

    deja un mensaje de amargura y otra cosa difícil de explicar

    besos

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  10. Adolfo: Gracias. Valoro mucho tus palabras. Un abrazo fuerte fuerte

    Verónica Marsá: Sin duda es un relato muy nuestro. Una pava es una suerte de tetera que se puede poner negra por el hollín del fuego. Un abrazo

    Clasina P.: Lamento haberte puesto triste pero es un texto que, de cierta forma, debía escribir. Cuando se habla de Entre Ríos, por lo general se piensa en Gualeguaychú pero no todo es carnaval. Lo único que intenté es pintar un paisaje del norte entrerriano que también merece la pena ser contado. Un abrazo

    Oso: Gracias por tus apalbras. Como vos decís, lamentablemente no se trata de una realidad extraña por estas tierras. Un beso grandote

    Dionisismo: Me alegro de que hayas pasado. Me resulta muy importante tu opinión. Como dije en otro comentario, es un texto que de cierta forma debía escribir. Un beso grande

    Clara: Bienvenida a mi casa, pues! Concuerdo con vos. Un abrazo

    Marcelo: Concuerdo con vos totalmente. Este espacio es maravilloso por eso también, poder escribir lo que tengamos ganas, lo que nos haga falta, lo que nos urja, lo que sea y comunicarlo guste o no, total no hay censura ni especulaciones editoriales. Un besote

    Freedom: Es triste y común. Más común de lo soportable. Un abrazo

    Galán: Esa "otra cosa difícil de explicar" no será "impotencia"? Yo siento una terrible impotencia. Un abrazote

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