lunes, 28 de marzo de 2011

Entre lo virtual y lo real


Desde que la tecnología informática ha invadido nuestras apacibles vidas, es habitual oír hablar de "virtual" y "real" como antónimos. Una suerte de oposición tácita que nadie explicita pero que todos aceptamos.
Bien, la oposición de significados es histórica, desde antes de que "lo virtual" se convirtiera en un cuasi sinónimo de "informático" o "computarizado", por decirlo de alguna manera.
Las definiciones más tradicionales de diccionario son las siguientes:
  • Virtual: Que tiene existencia aparente y no real.
  • Real: Que tiene existencia verdadera y efectiva.
Hasta acá, pareciera estar todo claro. Lo virtual parece pero no es y lo real parece y es.
El problema empieza cuando se inventa la "realidad virtual" y, encima, a esa suerte de contradicción, se le agregan los usuarios (¿reales o virtuales?) que participan en red, ¡en la inmensa red global!
Los límites se vuelven difusos. De pronto, se subestima todo lo que tiene que ver con Internet. Y surge una nueva asociación, no por simple, menos engañosa: la asociación de un sistema como es Internet a lo virtual. Pareciera que todo lo vinculado a Internet es virtual y, por ende, no real o ficticio. Que parece pero no es y, por lo tanto, es una mentira.
Quizás, sea hora de separar los tantos y los tontos y poner un poco de orden conceptual.
Por empezar, si nos disponemos a llamar virtual a cuanta acción realicemos por medios electrónicos e informáticos, entonces tendremos que redefinir qué es lo virtual.
O bien, dejar de lado ese vocablo ya tan enraizado en vox populi y proponer otros para cada circunstancia particular (trabajo harto difícil, tedioso e inaplicable).
Así que empecemos por tomar a la computadora por las teclas y a distinguir a estas -relativas- nuevas tecnologías para aportar claridad y tranquilidad en las mentes y los corazones de los cibernautas.
Por empezar, la "realidad virtual" hace alusión exclusiva a cierto tipo de entretenimiento manejado por herramientas electrónicas donde lo que se ve y se experimenta es virtual, no real. Así, los entes dentro de un juego de computadora como los Sims son virtuales, parecen personas pero no son. A mí me gustaría pensar en una suerte de "Ruinas circulares" de Borges, pero sé que ese es un ocioso divague divertido para mí, nada más.
El problema consiste en salpicar todo lo informático con ese matiz de virtualidad o ficcionalidad. Suele llamarse muy a la ligera "virtual" a todo tipo de acción llevada a cabo mediante la computadora, en Internet, redes sociales, juegos en red, publicaciones online, etc. Y todo lo que concierne a estas acciones pareciera estar dotado de cierta virtualidad: un parecer sin ser, un engaño.
Ahora, pregunto, ¿no somos reales acaso los interlocutores de este texto? ¿Acaso escribo para un ente ficcional? ¿Una herramienta, llámesele teléfono, telegrama, carta convencional, libro o, sencillamente, computadora e Internet hacen menos real la realidad que nos toca vivir cotidianamente a los que la usamos?
Las diferentes tecnologías de la comunicación y el intercambio de información, siempre han sido controversiales para la humanidad. En cada momento histórico, siempre ha habido problemas de asimilación para los nuevos desarrollos tecnológicos como si éstos pudiesen alcanzar una conciencia propia y dominarnos vaya a saber con qué plan maléfico.
Es hora de asumir que un vínculo que se desarrolla entre dos personas no es ni más ni menos verdadero por el soporte tecnológico que usen para comunicarse o que lo haya posibilitado.
El escritor que escribe una carta de papel es tan real y verdadero como el destinatario que la lee. De eso nadie duda, tampoco de su relación sincera o no. Porque la sinceridad, es cosa intrínseca de la naturaleza de cada ser humano, nada tiene que ver con los soportes tecnológicos que conducen una palabra hacia su destino.
Así, en esta asamblea electrónica en la que nos encontramos tantas horas del día, no hace menos verdaderas las palabras ni las emociones ni los sentimientos o vínculos que creamos.
Los blogs, las redes sociales, son inventos maravillosos. Son herramientas que nos brindan la posibilidad de conocer gente que, en otra época, de otra manera, muy difícilmente hubiésemos conocido.
El valor asignado a cada acción cibernética depende no sólo de la acción en sí, sino de los intereses sociales, emocionales, intelectuales y/o económicos de cada uno. Como en la vida misma porque esto ya es parte de nuestras mismas vidas. Y si no, díganme, cuando pagan el celular o la tarjeta de crédito por Internet, ¿es real o virtual?
En este inmenso entramado de relaciones sociales que posibilita Internet, los agentes, las personas, somos las mismas. Cada cual dejará a la luz su naturaleza, su carácter, sus intereses y sus sentimientos.
Solamente sé que vos, que ustedes, son reales. Que sus palabras, pueden ser o no sinceras, pero ustedes están ahí y yo los conozco y cada una de las vivencias que me ha traído este maravilloso soporte "virtual" ha sido tan verdadero como mi realidad más material.
Ah! Dejen comentarios, por favor, de la entidad que sea...da igual ya...

3 comentarios:

  1. El artículo no tiene desperdicio.
    Suscribo la idea de pensar que todo ésto es un invento maravilloso- y esos límites que se empiezan a borronear también lo son.
    En estas intangibles ruinas circulares, la realidad no es menos real, pero sí mucho más fácil de enfrentar.
    Un abrazo grande.

    SIL

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  2. Juro que yo soy de verdad. Bueno, vos ya sabés que sí.

    Besos, amiga.

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  3. Muy interesante tu punto de vista al respecto.

    Un verdadero placer Viviana

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